sábado, 6 de enero de 2001

Intervención política de José Miguel Carrera: dudas y confusiones

Cuando José Miguel Carrera llega a Chile, el sector más independentista -liderado por Juan Martínez de Rozas, quien aparentemente era miembro de la misma logia que Carrera: Los Caballeros Racionales - había organizado un golpe de estado alegando irregularidades en la elección del primer congreso apoyado por sus hermanos: Juan José y Luis, quienes estaban al mando de las tropas en la capital. José Miguel persuadió a sus hermanos de esperar, mientras el trataba de convencer al sector más conservador de solucionar el problema pacíficamente.
Fracasada esa intentativa, José Miguel decidió que la única solución era ese golpe, el que tuvo lugar exitosamente el 4 de septiembre de 1811. Sin embargo, su intervención tuvo otras dos consecuencias:
Primero, debido a la posposición inicial del golpe se produjo un esbozo de rivalidad entre la capital y Concepción y por ende, entre Rozas y Carrera. A consecuencia de esto, al día siguiente pero sin coordinación con los sucesos de Santiago, los "exaltados" reemplazaron, en un cabildo abierto, los diputados de esa provincia por otros independentistas.
Segundo, Carrera demostró ser quien tenía control efectivo sobre las fuerzas armadas.
El resultado inmediato fue que el Congreso Nacional quedó en manos del sector independentista. Sin embargo, el 15 de noviembre del mismo año, Carrera dio un segundo golpe, que mantuvo formalmente el Congreso, pero estableció un triunvirato integrado por José Gaspar Marín (por Coquimbo y Bernardo O'Higgins -como suplente de Rozas- por Concepción pero encabezado por Carrera (por Santiago), dando así comienzo a la controversia sobre sus motivaciones e intenciones.
Carrera mismo da tres motivos diferentes para ese segundo golpe. Él circuló el 20 de noviembre un panfleto anónimo que dice que ese Congreso sufría de la “nulidad más imaginable” por cuanto para su formación, “no se había consultado la voluntad libre del ciudadano y atropellado la representación general”. Sin embargo, en un “Manifiesto” circulado en las provincias y fechada el 4 de diciembre del mismo, argumenta que la convocación al Congreso mismo había sido inoportuna, por cuanto el país no estaba preparado para tener ese tipo de instituciones. Agrega además que la elección de diputados habría sido nula debido a que había estado sujeta a “la acción de cabalas y facciones”. Termina asegurando que tal situación era inaceptable para el pueblo, el cual no había tenido otro recurso que recurrir “a la tropa y, no pudiendo esta ensordecer con indolencia una queja que lo tocaba tan de cerca, hizo suya la demanda”. Finalmente, en su diario militar revela que el propósito era deponer lo que el consideraba la preponderancia de la familia Larraín: “Ya no podíamos conformarnos por más tiempo con la ción de la casa. Los buenos chilenos ocurrían acusándonos de haber sido los que habíamos puesto al país en manos de aquella familia y que por consiguiente habíamos cooperado a la esclavitud de todo Chile… nada protegía aquella maldita familia para no sofocarla”. Lo interesante de esa última opinión -la privada de Carrera- es que no menciona intereses políticos más allá que la destrucción de esa familia y su reemplazo por la de él.
Poco después, el 2 de diciembre de 1811, el congreso fue disuelto (lo que llevo a la renuncia de Marín y O'Higgins del triunvirato) Carrera nos da, en su diario militar, sus razones: “Los hombres que componían el Congreso, en su mayor parte ignorantes, asesinos y últimamente dirigidos por uno o dos perversos, fue el motivo que nos determino a su deposición”. El tenía ahora el poder total.
A consecuencia de lo anterior, la Junta de Concepción desconoció la autoridad del gobierno militar, demandando la restauración del gobierno representativo. Carrera -a través de O’Higgins- mando aseveraciones de buena voluntad y en una reunión -a fines de abril de 1812- aseguro a Rozas que de hecho, “desde la revolución de diciembre protesto el gobierno (de Carrera) que seria Representativo”. Confiando en las palabras de Carrera, las tensiones se relajaron y las provincias del sur se dispusieron a recibir diputados a fin de resolver las dificultades. Carrera agrega en su diario “Para evitar los males con que nos amenazaban las juntas de Concepción i Valdivia, era preciso tomar medidas sagaces i activas; asegurada Concepción, nada costaba sujetar a Valdivia. En agosto de 1812 fue mandado a Concepción don Juan Antonio Salcedo y Munoz, como diputado del gobierno (de Santiago) cerca de la junta de guerra, para tratar y cortar toda desavenencia; su principal objeto era destruirla logro por el influjo de don Pedro Benavente revolucionar la tropa, destruir la junta de guerra, apresarla, remitirla a Santiago con muchos de los sospechosos y dejar el mando seguro en manos de Benavente.” A consecuencia de esas y otras maniobras, la guarnición de Valdivia se puso a las órdenes del virrey del Perú y en Concepción misma las autoridades y sectores políticos más conservadores vieron fortalecidas sus posiciones.
Lo anterior dio motivos para muchas sospechas. Algunos vieron el segundo golpe como un intento de restaurar el partido monarquista.Otros, incluso ajenos a la política chilena como una tentativa basada en la ambición personal.
Es de notar que todo lo anterior fue justificado por José Miguel Carrera como necesario para el bien “de la causa de la independencia”. Sin embargo, a pesar de tales declaraciones en relación a buscar la independencia, es de notar que en documentos oficiales de su gobierno esa independencia nunca fue declarada y, por el contrario, se reconocía específicamente a Frenando VII como el legítimo rey de Chile. Aun tan tarde como en septiembre de 1814 el gobierno Carrerino proclamaba que “Hoy le hostiliza el infame Mariano Osorio contra las órdenes expresas del Rey, que en el decreto del 4 de mayo de 1814 deja las autoridades constituidas en ambos hemisferios hasta la resolución de un nuevo Congreso, y anula la Constitución Española, y órdenes de la Regencia con la pena de muerte a los que pretendan su obediencia. Por tanto, se declara a Osorio y a todos los que sigan su campo traidores al Rey y a la patria.”

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